« Exigencias espirituales desde minorías subordinadas » – D. Irrarázaval

2. Espiritualidad autóctona revitalizadora

Desde la conquista europea hasta el presente, la población originaria aunque minusvalorada ha atesorado su mística. Dada la destrucción colonial sólo se cuenta con escasos rastros escritos de la fe precolombina. El Popol Vuh, colección de relatos maya-quiché recopilados en1544, tiene tesoros de historia y fe (además de relatos de conflictos). Allí hay acciones de gracias y súplicas de las primeras entidades humanas -hechas con maíz- hacia las deidades. “Se nos ha dado una boca y una cara, hablamos, oímos, pensamos y andamos, vemos también lo grande y lo pequeño en el cielo y en la tierra, os damos gracias por habernos creado, Tzacol Bito. No nos dejes, no nos desampares, oh Dios que estas en el cielo y en la tierra, Corazón del Cielo, Corazón de la Tierra… que los pueblos tengan paz, mucha paz, y sean felices”; y en otra parte, los gobernantes claman: “que no encuentren desgracia ni infortunio, que no se introduzca el engañador ni detrás ni delante de ellos” [7]. Antes y después de la cristianización, los pueblos expresaron su fe ante el bienestar y el malestar.

De varias maneras (desde el siglo 16 hasta el presente) la población autóctona, aunque reducida a minorías, ha impugnado el atropello. Sobresalen unos hitos de resistencia espiritual, como por ejemplo en procesos dialógicos ocurridos en Méjico y en Brazil.

En los llamados Coloquios de los Doce, en 1524, los franciscanos de Bernardino de Sahagún, escuchan a portavoces aztecas reclamar: “nos habéis dicho que nosotros no conocemos a aquél por quien vivimos y existimos y que es el Señor del cielo y de la tierra… estamos asustados al oír decir tales cosas… nuestros dioses nos procuran todos los alimentos necesarios para la vida corporal… y viven en lugares encantadores… en donde se ignora el hambre, la pobreza y la enfermedad… nuestros dioses, los conservamos; preferimos morir antes que abandonar su culto y adoración”[8]. Quienes tienen sólidas creencias son agredidos como idólatras.

En 1556, en Brazil, ocurre otro tipo de desencuentro. Manuel da Nóbrega construye un dialogo entre Gonçalo Alvarez y Matheus Nogueira, que refleja el drama cristianizador: “sâo tâo bestiais, que nâo lhes entra no coraçâo cousa de Deus…, como nam sabem que cousa hé crer ne adorar, nâo podem entender a pregaçâo do Evangelho”[9]. De éste (y otros modos) el adoctrinamiento es ciego con respecto a sabios pueblos tratados como bestias irracionales.

En general, a lo largo de los siglos, hubieron oleadas de lucha contra la presencia del diablo en los grupos indígenas, y estrategias doctrinales de purificar supersticiones e incorporar al diferente en marcos eclesiásticos. En algunos sectores cristianos hubo una incipiente tolerancia ante diferentes culturas, y en pocos ámbitos hay propuestas de carácter inter-cultural e inter-espiritual. Desde 1990 hasta el presente[10], los modos de fe de las llamadas minorías indígenas comienzan a ser reconocidos en espacios de iglesia y sobretodo en fecundas corrientes teológicas.

Sin embargo, el contexto es adverso e insoportable: abundan mecanismos de poder que devalúan lo autóctono y lo sincrético, y poco se valoran modos como Dios habla hoy a cada pueblo. Es urgente abrir corazones y mentes a manifestaciones espirituales diferentes a lo que predomina en un mundo racionalista y discriminador (y en organismos culturales de carácter cristiano).

Como muchos, doy testimonio[11] de acompañar minorías indígenas, orando con sus símbolos, dialogando entre culturas. Es exigente encarar de verdad las plurales  manifestaciones de lo sagrado y poderes de Vida; por ejemplo, los modos mayas de registrar hierofanias y kratofanias[12], y los modos de invocar deidades y venerar al ´Corazón del Cielo y Corazón de la Tierra´. Se constatan factores espirituales que revitalizan a gente postergada.

[7] Las antiguas historias del Quiché, Popol Vuh, traducción y notas por Adrián Recinos, Mexico: FCE, 1976 (citas provienen de parte III y parte IV, pgs. 106, 109, 156). Son recopilados siglos de tradiciones orales, traspasadas del quiché al español durante la cristiandad colonial (y por eso se sobreponen ciertos conceptos occidentales). También es recopilada la incesante disputa en y entre pueblos (y gobernantes) mayas.

[8] Dialogo consignado por Christian Duverger, La conversión de los indios de la nueva España, Quito: Abya Yala, 1990, 83-84, 86. En estos ´Coloquios de los Doce´, los líderes autóctonos reivindican experiencias sagradas, que el mundo colonial malentiende y llama ´dioses´ (y así combate la idolatría y el politeísmo). Es uno de tantos modos de asimetría cultural.

[9] Texto literario del provincial Jesuíta, Manuel da Nobrega, ´O dialogo da converâo do gentío´ que  considera la empresa misionera de Portugal en Brazil un fracaso; véase José Oscar Beozzo, “O Dialogo da Conversâo do Gentío. A evangelizaçâo entre a persuasâo e a força” en Paulo Suess y otros, Conversâo dos cativos. Povos indígenas e missâo jesuítica (Sao Bernardo do Campo: Nhanduti, 2009), 66. Esos religiosos también anotan: “já vimos indios desta terra com mui claros sinais de terem verdadeira fe no coraçâo e amostraram-no por obra” (pg. 69); lo cual contradice una cristianización forzada.

[10] Véase V Conferencia General del Episcopado Latinoamericnao y del Caribe (Aparecida), Documento Conclusivo #.529: “reconocemos desde la fe las ´semillas del Verbo´ presentes en las tradiciones y culturas de los pueblos indígenas”; Nicanor Sarmiento, Caminos de la Teología India, Cochabamba: Verbo Divino, 2000 (que recopila Congresos Latinoamericanos); Eleazar Lopez, Teología India, Antología, Cochabamba: Bolivia, 2000; Christine Perrier (comp.), Caminos de Herradura. 25 años de teología andina, Cochabamba: Verbo Divino, 2015.

[11] Vease mi Itinerarios en la Fe Andina, Cochabamba: Verbo Divino, 2013 (con lo aprendido durante 29 años en el Perú profundo).

[12] El Popol Vuh maya-quiché reiteradamente se refiere al ´Corazón del Cielo, Corazón de la Tierra´ (Uk´u´x kaj-Uk´u´x ulew). La concepción maya del universo es un “conjunto plural de hierofanías -manifestaciones de lo sagrado- y kratofanías –manifestaciones del poder- … con expresiones visibles y sensibles de lo divino”, Mercedes de la Garza (ed.), Libro de Chilam Balam de Chumayel (1782, Yucatán), México: Secretaría de Educación Pública, 1985, pg. 20.

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