6. Características de la lengua
En cuanto al uso de la lengua, se constata que tanto la mujer como el varón posee un vocabulario propio, que adquieren con la experiencia y vivencia en la comunidad. Podemos indicar que antiguamente, incluso existía la forma de decir sí, diferentes para ambos sexos, de esta manera, los varones decían ta y las mujeres dicen hẽe. Así el vocablo ta fue registrado como entrada en el Tesoro de la lengua guaraní: ‘ta, sí – dice el varón otorgando –’,[14] Ta significa sí y lo utiliza el varón cuando otorga algo, cuyo uso se ha perdido con el tiempo, y ‘hẽe, sí (otorgando) dice la mujer’[15]; hoy se utiliza universalmente hẽe.
Vale subrayar que la lengua guaraní no posee género, y por ende, existe un vocabulario específico, cuya función es distinguir el sexo masculino y femenino de los hablantes. La forma de denominar a los descendientes de ambas partes es también diferente. En el siguiente cuadro se puede evidenciar lo afirmado:
Kuimba᾽énte he’íva: Uso exclusivamente masculino | Kuñánte he᾽íva: Uso exclusivamente femenino |
Tajýra-rajy: hija | Memby: hijo/hija |
Ta’ýra – ra᾽y: hijo | Memby kuña: hija |
Tajýra – rajy ranga: ahijada y entenada | Memby ranga: ahijado y entenado/entanada |
Ta᾽ýra – ra᾽y ranga:ahijado y entenado | Memby kuimba᾽e: hijo |
Tembireko(Osc.): esposa | Ména: esposo |
Tembirekorã: novia | Menarã: novio |
Teindýra – reindy: hermana | Tykéra – ryke: hermana mayor |
Tyke’ýra – ryke’y: hermano mayor | Kypy᾽y: hermana menor |
Tyvýra – ryvy: hermano menor | Kyvy: hermano |
Esta particularidad de la cultura y lengua guaraní ya ha sido detectada y registrada por los misioneros en la época colonial y publicada en 1640 en Madrid, específicamente, en el Catecismo de lengua guaraní de Antonio Ruiz de Montoya. Aunque dicho registro fue realizado dentro del proyecto evangelizador, con el interés de identificar la línea de parentesco entre los guaraní. Es decir, con el afán de propagar e implementar la enseñanza del sacramento del matrimonio, menda en guaraní. Con todo, hoy en día se constituye en un documento importante que facilita el estudio y la comprensión del sistema de parentesco de los guaraní de la era prehispánica. Incluso figura entre una de las pocas fuentes para explorar la dimensión antropológica de los pueblos antes del contacto con los colonizadores europeos.
En Ruiz de Montoya (1940)[16] fueron registradas las expresiones referentes a parientes de primer grado entre hermanos, el varón dice: che ryke’y, mi hermano mayor; che ryvy, mi hermano menor; y che reindy, mi hermana. A los sobrinos dice: Tyke᾽y ra’y, sobrino, hijo del hermano mayor, y che ryke’y ra’y, mi sobrino, hijo de mi hermano mayor; che ryke’y rajy, mi sobrina.
Existen también los nombres específicos para los parientes políticos, a los cuñados y cuñadas. De la misma manera, sucede con el vocabulario femenino.
La nomenclatura de parentesco en la cultura guaraní describe la relación existente entre los miembros de la familia; y permite reconocer el grado de parentesco, por ejemplo, tío y tía, dependerá del grado de parentesco de cada quien, y si se trata del hermano mayor o menor de su padre. Cada uno de los tíos recibe un nombre diferente, como también de parte de la madre. Igualmente, en la nomenclatura específica hay expresiones para referirse a los vínculos fraternales.
Naturalmente, dicho sistema de parentesco sigue vigente y el vocabulario familiar se emplea, en gran medida, hasta la actualidad, en las diversas comunidades, como también entre los paraguayos guaraní hablantes, pese al contacto y convivencia con otras culturas y lenguas diferentes. Precisamente, el vocabulario familiar está vinculado, estrechamente, con la identidad del pueblo, por ende, es parte integrante de su patrimonio cultural. Se esmeran para transmitir, revitalizar y divulgar como un verdadero tesoro en las comunidades.
[14] Antonio Ruiz de Montoya, Tesoro de la lengua Guaraní (Madrid, 1639), edición facsimilar, Leipzig: W. Drugulin, 1876, p. 347.
[15] Ruiz de Montoya, Tesoro, 1876, p. 149.
[16] Antonio Ruiz de Montoya. Catecismo de la lengua Guaraní (Madrid, 1640), edición facsimilar, Leipzig: W. Drugulin, 1876, pp. 324–32.