2. Doctrina de la Seguridad Nacional y catolicismo: breve historia de una relación con frutos trágicos

Para comprender mejor algunas consecuencias del vínculo entre la seguridad nacional y el catolicismo en Argentina, es preciso describir siquiera brevemente cómo se gestó históricamente ese vínculo, principalmente, las relaciones entre la Iglesia y el sector militar. Para una primera contextualización más continental, rescato la opinión de Traine, que constata que las dictaduras en Latinoamérica entre los 60’ y los 80’ –once en total– recibieron apoyo externo y occidental y que la barbarie en la región debe remitirse, en buena medida, a la internacionalización del conflicto global de la Guerra Fría. El llamado «Plan Cóndor» fue, en este marco, el plan sistemático de apoyo por parte de USA y el desarrollo de la doctrina de seguridad nacional que cristalizó en una cruzada contra el terrorismo o la criminalización de opositores políticos. La doctrina de la seguridad nacional estuvo inspirada, al menos en Argentina, también por la Guerra Fría y además por la lucha contrainsurgente, especialmente fundamentada en la escuela francesa de Indochina y Argelia. Esta doctrina se tradujo, en Latinoamérica, en la construcción de muchos campos de entrenamiento, el más conocido fue erigido en Panamá. Especialistas argentinos en las técnicas de guerra sucia estuvieron allí activos, a comienzos de los 80’, como instructores. Además de esto, puede encontrarse documentación publicada sobre la intervención de USA en Latinoamérica y el Plan Cóndor. La CIA (Central Intelligence Agency) ha desclasificado material al respecto que, no sólo informa sobre la situación del marxismo y del comunismo, sino también de las iglesias locales.

En Argentina, lo anteriormente descripto tuvo una singular concretización. En parte esto tiene que ver con la configuración de su mundo católico, que es complejo y diferenciado. Menciono sólo dos características de ese mundo para comprender la temática que estoy desarrollando.[1] Una de ellas tuvo que ver con la relación entre la jerarquía de la Iglesia con las Fuerzas Armadas, garantes de la doctrina de la seguridad nacional. En ningún otro país del continente se constituyó una alianza tan estrecha entre la Iglesia y el sector militar como en Argentina. Otro elemento es la lectura que hace la Iglesia de Argentina como nación católica. [2] En este sentido, la CEA tuvo una perspectiva casi metafísica: Argentina es católica.


Esta visión católica de la Argentina y la alianza con las Fuerzas Armadas, se evidenció en la violencia y represión por parte del sector militar en los años 70’ y obligó a la Iglesia, durante los 80’, a un nuevo posicionamiento no sólo de cara al sector militar, sino también de cara a la sociedad. Esta alianza se constituyó a partir de un rechazo común: el rechazo a la modernidad y al liberalismo desde principios del Siglo XX. Estos elementos amenazaban, de alguna manera, la identidad nacional. Surgió así un tipo de catolicismo denominado integral, entendido como religioso, antiliberal y anticomunista cuya meta es penetrar de modo duradero en todos los ámbitos de la vida y reconquistar para Cristo, y con la ayuda del Estado, la sociedad toda. Con este trasfondo, el leitmotiv de las dictaduras argentinas, sobre todo la última, fue instaurar los valores occidentales y cristianos.[3]

De esta manera, la Iglesia y la Fuerzas Armadas –pilares fundamentales de la Nación– se esforzaron conjuntamente en purificar “la patria” de ideologías extrañas. En esta purificación, las Fuerzas Armadas apelaron a la doctrina de la seguridad nacional que, de alguna manera, quedó bautizada con el aval eclesiástico. Es así como el accionar de las Fuerzas Armadas comenzó a legitimarse con motivos religiosos.

Este breve recorrido muestra, por un lado, un proceso muy complejo en el que la sociedad –gracias a los pilares de la Iglesia y del sector militar como fundamentos de la Nación católica– fue catolizada y militarizada. Por otro lado, emergen desde este contexto los fundamentos de la seguridad nacional cuya noche más oscura lo representa su implementación durante la última dictadura militar argentina con el saldo de miles y miles de torturados, muertos y desaparecidos. Si bien la subordinación de las Fuerzas Armadas al Poder Ejecutivo y a la Constitución nacional es claro y hoy parece irreversible, se han sucedido últimamente ciertos hechos que vuelven a poner en tela de juicio la utilización de la fuerza por parte del sector militar y policial en nombre de la seguridad nacional.

[1] Evidentemente existen otros aspectos del catolicismo argentino que no pueden ser desarrollados aquí. Menciono como ejemplos la pastoral de la Iglesia en los sectores populares y obreros, en el mundo de los pobres y de la cultura, la recepción del Concilio por medio de la Teología de la Liberación y el documento de Medellín, etc.

[2] Zanatta habla del “mito” de la nación católica. La fuerza del mito está en la capacidad de conectar, de modo orgánico aparentemente y según el catolicismo, una interpretación del pasado nacional, una crítica al presente y un proyecto de futuro, R. Di Stefano – L. Zanatta, Historia de la Iglesia Argentina. Desde la Conquista hasta fines del siglo XX, Sudamericana, Buenos Aires 22009, 414, 434. La elección de Bergoglio como Papa, ha vuelto a posicionar a la Argentina a nivel mundial como un país de profundas raíces católicas, aunque la práctica de la fe, cada vez en disminución, no se haya visto alterada por la elección de Francisco. 

[3] De 1930 a 1983, es decir en cincuenta y tres años, ocurrieron seis golpes militares: 1930, 1943, 1955, 1962, 1966 y 1976. Dieciséis de los veinticuatro presidentes entre 1930 y 1983, fueron generales.

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