4. El sistema de convivencia en la naturaleza: modelo para la humanidad

Como ya constatamos, los guaraníes saben encontrar en las leyes de vida que observan en la Madre Tierra el orden inherente al mundo para su convivencia comunitaria, y procuran sintonizar con esos principios al planificar sus proyectos y organizaciones. Dicen que el mundo fue creado para una convivencia armónica entre todos los seres vivientes lo que se logra solamente en un permanente re-establecimiento del equilibrio en todos los niveles. Dicen también que ese orden en la naturaleza, al reflejar la sabiduría de su hacedor, dará a la comunidad un norte para reorientarse de nuevo en su historia. 

El mito guaraní apapokuva de Guyraypoty10 quiere advertir de la existencia de la permanente amenaza de que el mundo creado pueda destruirse: depende del comportamiento de los seres humanos.11 En ese mito guaraní la causa es la negación de compartir que rompe una convivencia con principios de reciprocidad, los que la naturaleza  les testimonia diariamente. La misma Madre Tierra entrega año por año su cosecha madura a la comunidad para invitarla a sintonizar con ese orden de generosidad, entrando en su misma dinámica y los ancianos suelen aconsejar: 

Habiendo sazonado tus frutos, darás de comer de ellos a tus vecinos sin excepción. Los frutos maduros se producen para que de ellos coman todos, y no para que sean objeto de avaricia. Dando de comer a todos, solo así, solo viendo nuestro Padre grande nuestro amor al prójimo, alargará nuestros días para que podamos sembrar repetidas veces.12

Ellos quieren transmitir su experiencia la nueva generación para que ese orden del mundo continúe, especialmente en la organización de su comunidad para que esos valores circulen, fortificando y renovando las inter-relaciones. El líder político tiene más autoridad moral cuando se queda pobre y despojado de los bienes de su casa por haberlos compartido con los necesitados de su comunidad y para mantener de ese modo el orden del mundo en la cultura guaraní con una vida sin acumulación. Prioridad tienen las relaciones comunitarias en armonía y alegría que les liberan más fácilmente de las apetencias consumistas y amontonadoras. 

En nuestra cultura occidental, sin embargo, hemos separado las normas de vida que existen en la naturaleza de las de nuestra convivencia humana y más aún aquellas de una interrelación entre ambas. Sin embargo, esa separación no encontramos en la Biblia. Contemplando los Salmos populares desde la cosmovisión originaria de este Continente de Abya Yala, podemos descubrir en ellos la misma “ley” que encontrar los guaraníes y que no podíamos evidenciar con nuestra mirada mercantil:

El Señor habló  y fueron creados….
Los puso por los siglos de los siglos
Bajo una ley que nunca cambiará (Sal 148.3-6)

Esta “ley que nunca cambiará”, podríamos llamar hoy “orden del mundo”, orden fundacional para la convivencia entre todas las creaturas a nivel cósmico. El Salmo en su totalidad refleja cierta temor de que sea amenazado y destruido por algunos que se inventan otro orden a su conveniencia: construyendo sistemas de explotar a los débiles y a la naturaleza; una manera perversa de ordenar el mundo a costa del despojo de una gran parte de la humanidad en su derecho a una vida digna y causando desequilibrio y división en la convivencia humana y depredación y destrucción de la Madre Tierra.

5. La periferia, lugar de  recuperar el orden mundial

Los Salmos de la Biblia nos pueden orientar a encontrar el lugar desde donde reanudar, reforzar y renovar los hilos rotos y ensuciados por la implantación de un orden inventado del mundo, para poder retejer el tejido el orden original.

No pongas tu confianza en los que quieren mandar
Dichoso aquel…que pone su esperanza en el Señor (su orden del mundo),
El que hizo los cielos y la tierra,
El mar y todo cuanto ellos encierran.
El que en su gran fidelidad mantiene ese orden
Y (por eso) da su justicia a los oprimidos
Proporciona pan a los hambrientos,
Deja en libertad a los presos.
Da la vista a los ciegos
Endereza a los curvados
Ama a los justos
Y da protección a los forasteros,
Reanima al huérfano y a la viuda… (Sal 146)

Ese Salmo habla de una situación de caos a nivel socio-político, causado por un orden del mundo inventado por unos pocos. Sus palabras quieren animar a las víctimas de afirmarse en Aquél quien hizo el mundo con otro orden, inherente  a todo lo creado y que “nunca cambiará”. Al recuperar esa convicción en aquellos que fueron marginados, humillados, pisoteados y despreciados por tal sistema inventado, se despierta el coraje de luchar desde el lugar de su sobrevivencia, la periferia, por la instauración de un orden más justo y humano, orden original pero siempre nuevo, escondido en el corazón de ese  mundo.

Un brote surgirá de las raíces…
Sobre él reposará el espíritu de Yahvé,
Para conocer y respetarlo,
Para gobernar (según su orden del mundo):
Hará justicia a los débiles,
Y defenderá los derechos de los pobres.
No cometerán el mal…
Pues como llenan las aguas el mar,
Así se llenará la tierra del conocimiento de Yahvé
[es decir: de Su orden del mundo]
(Is 11,1 ss.).

Me atrevo a traducir en este texto profético la noción “conocimiento de Yahvé” con el sentido de conocer el “orden del mundo” porque mediante ese orden concreto, él revela su ser, su sueño, su voluntad, su proyecto, al que jamás renunciará. Por tanto, es posible que el mundo caótico pueda ser restaurado, pero no desde la cúpula, pues ella ha sido la causa del caos ya que ella misma no había respetado el orden de la creación. Los profetas, Salmos, el Magníficat y Jesús mismo, nos animan partir desde abajo en la lucha por un cambio. Ha sido el lugar de fundación del pueblo de Israel que se había constituido inicialmente como sociedad alternativa frente a los sistemas “faraónicos”, queriendo vivir un nuevo orden social en igualdad de distribución de la tierra, igualdad en derechos de dignidad, etc. Sus relaciones solidarias eran tan fuertes en el momento de fundación que no había lugar para el colonialismo, ni para la riqueza ni para la pobreza. Mediante esa convivencia testimoniaban que tenían el “conocimiento de Yahvé”.

Jesús mismo nos reveló ese orden mediante parábolas, muchas tomadas de la vida de la naturaleza; y sintetizó su conocimiento con la motivación de “dar a conocer cosas que estaban escondidas en la creación del mundo” (Mt 13,35 cf. Sal 78,2). Los pueblos originarios andinos quieren alcanzar ese orden del mundo mediante el “Buen Vivir”, una convivencia armónica con el cosmos; los guaraníes buscan la Tierra Sin Mal, resistiendo a esa tierra llena de males y los cristianos buscamos  el “reino” anunciado y testimoniado por Jesús. Siempre es una propuesta alternativa al orden inventado, instalado por algunos hombres ambiciosos.

6. Conclusiones

1. Nuestra lectura cosmovisual guaraní del relato bíblico de creación, nos está revelando que en el orden del mundo, en primer lugar está la vida como relación. De esa vida, interconectada en su inconmensurable biodiversidad, el ser humano participa como una especie más. Nadie menos que Bartomeu Meliá, nos está recordando que deberíamos hablar más de una teko-logía13 que de una teo-logía; pues en guaraní teko significa “vida”,  y Dios (teos) mismo es su fuente, manifestado y visibilizado en su creación.

2. Hemos constatado que la visión antropocéntrica y eurocéntrica del hemisferio Norte, es necesitada de una auténtica cosmovisión, descentralizando al hombre y reubicándole como parte en el gran cosmos, siendo esto el aporte del hemisferio Sur. Eso le ayudaría además a descubrir unas “convergencias sorprendentes”.14

3. Mediante la sabiduría que parte de la experiencia acumulada y sintetizada de la Vida, el pueblo guaraní ha elaborado una profunda espiritualidad que le ha posibilitado esta construcción de una visión holística. Eso le ha permitido descubrir en la naturaleza el orden del mundo que le ha inducido a cuidarle a él y su sintonía con él. A nosotros, de visión occidental, la cosmovisión milenaria de estas tierras de Abya Yala, nos suscita  hoy a  decolonizarnos de nuestro eurocentrismo y abrirnos a una nueva forma de construir unidad en la inmensa diversidad y riqueza de las diferentes cosmovisiones culturales, viviendo de manera más plenamente la relación cosmo-humana. 

4. La experiencia histórica del pueblo de la Biblia me confirma que ese orden mundial nunca podrá ser instalado por las cúpulas políticas, enredadas en un sistema extractivita y depredador que deshumaniza a la población y a ellos mismos. Sería solamente posible si fuera iniciado desde la periferia, desde aquella mayoría marginada que lucha por una vida más humana en armónica convivencia con el ecosistema.

5. El relato bíblico de creación, leído desde la visión cosmo-espiritual guaraní, ha ayudado a discernir con más agudeza las diferencias entre un orden del mundo inventado y aquel otro orden del mundo innato a la creación que hay que descubrir, reformular y reconstruir cada vez de nuevo al ritmo del mismo creador; 

Sin embargo, por otra parte, hemos visto y experimentado también que aquellos pueblos indígenas de Abya Yala, que han querido vivir ese orden inherente al mundo, y los que han resistido desde la Conquista a someterse a otros, siempre han sido marginados y hasta ridiculizados a causa de la diferencia en su estilo de vida sobrio, libre de acumulación y privatización del “oro” en todas colores15. ¡Qué bueno sería si los de “arriba”, cuando se reúnen en sus asambleas planetarias para determinar el rumbo del mundo, escucharan la voz desde “abajo”, desde la periferia, gritándoles que ya existe un orden del mundo al que hay que seguir! Pues es hora de descolonizar y unirnos para comenzar a re-instaurar tal orden que nos habita, que está en el interior de este mundo (véase el fragmento de Sofonías al comienzo de ese artículo) y actuar como Iris M. Landrón nos recomienda: “Es hora de sacarnos el alma del bolsillo y ponerla en las alas del grillo cuando le canta su verdad al mundo”.16


10  Curt NIMUENDAJU, p. 173-176.

11 Leonardo BOFF, “El futuro del mundo no cae del cielo” en La columna semanal de Leonardo Boff en www.servicioskoinonia.org, no 869, 12 de enero de 2018.

12 Ayvu Rapytá.

13 Bartomeu MELIÁ, Suplemento antropológico, Asunción: CEADUC, 1974,  p. 316.

14 “El contenido puede estar presente en otras religiones…tal vez formulado con otras palabras. Si hacemos un esfuerzo especial para captar ese contenido más allá de las fórmulas, llegaremos a convergencias sorprendentes.” L. BOFF, Evangelio del Cristo cósmicoHacia una nueva consciencia planetaria, Madrid: Trotta, p.115.

15 “Oro blanco” = algodón; “oro negro” =  petróleo, “oro azúl” = coltán; “oro verde”= torio, etc.

16 Iris Landrón ha sido periodista y poeta puertorriqueña, pasó los últimos diez años de su vida en Venezuela con la comunidad del Sagrado Corazón de Jesús, dónde se dedicó exclusivamente a la poesía. Murió allí en 2013.


Autor

Margot Bremer pertenece a la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús. Tiene estudios en ciencias de la educación, historia,  literatura y teología. En España trabajó elaborando material de “Teología Popular”. En 1983 emigró a Argentina, ahí impartió clases de Biblia en el Seminario Mayor Quilmes. En 1988 siguió la llamada al Paraguay donde todavía acompaña a campesinos, indígenas, seminaristas y religioso/as. Participa en AMERINDIA,  AELAPI y CELAM. Formó parte del equipo de teólogos de la CLAR. Es autora de Judit (1991), La Biblia y el Mundo Indígena (1998) y Caminando juntos descubrimos los valores del Otro (2016).

Dirección: Barrio Nazareth. C. Cacique Tavapy, 1825, Asunción, Paraguay.

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