Alejandro Castillo Morga
« Horizonte pedagógico desde la ética indígena »
Geraldo de Mori, Michel Andraos, Bernardeth Caero Bustillos
Concilium 2019-4. Christentum und indigene Völker
Concilium 2019-4. Christianities and Indigenous Peoples
Concilium 2019-4. Cristianismos y pueblos indígenas
Concilium 2019-4. Popoli indigeni e cristianesimi
Concilium 2019-4. Les peuples indigènes et le christianisme
Concilium 2019-4. Povos indígenas e cristianismos
Introducción
El grito de la tierra y el grito de los pobres, son una interpelación ética inaplazable a la cual nos llama a atender el Papa Francisco en su carta Encíclica Laudato Si’. En este importante documento de su Magisterio, sobre el Cuidado de la Casa Común, el Obispo de Roma señala que el origen de la crisis ecológica y social de nuestros días se encuentra en el modelo civilizatorio, que se basa en la sobre explotación de la Madre Tierra.[1] El modelo que se precia de ser la única vía científica para adecuar la naturaleza a las necesidades del ser humano, es una suerte de tiranía ideológica que impone su metodología y objetivos[2] a cualquier instancia que pretenda generar bienes de consumo para su circulación en el mercado. Este modelo de conocimiento se generó con la modernidad-colonialidad desechando otros modelos civilizatorios basados en otras tradiciones y culturas, como ha sido el caso de los pueblos indígenas.
En este aporte se pretende abordar una vía posible para recuperar el pensamiento indígena, como una manera de retomar otra forma de construir el conocimiento para crear un pensamiento crítico y crear alternativas por medio de una pedagogía que eduque en un sentipensar incluyente y respetuoso de la vida. Esto pretende ser el objetivo del Centro de Artes y Oficios para los pueblos originarios de México, del cual se exponen algunos aspectos del proyectos educativo.
1. Los pueblos originarios en la modernidad-colonialidad
La conquista de los territorios y pueblos amerindios fue el nacimiento de la modernidad. Con el establecimiento de la colonialidad del poder, la modernidad se constituyó como el poder central por medio del control de la economía, a través de la explotación de los bienes de la naturaleza y a la mano de obra esclava; también estableció el control de la política, por medio de la educación y domesticación de las élites locales de las colonias o países dependientes; y, asimismo, se consiguió el control ideológico por la conquista espiritual del imaginario que establece la superioridad de los europeos (“la raza blanca”) sobre los demás pueblos y civilizaciones.[3] La colonialidad del poder posibilitó la concentración de la riqueza de los pueblos, el control de la clase política de los países dependientes y el control de la hegemonía por medio del establecimiento de la verdadera religión, la dominación cultural y científica que generan las metrópolis.[4]
El despojo, la explotación y la privatización de los territorios de los pueblos se ha prolongado hasta nuestros días. El extractivismo sigue siendo la política anunciada para que los pueblos alcancen su desarrollo, a fin de eliminar su pobreza y colocarlos en la vía del progreso. De acuerdo a las cifras oficiales, en México el 18% de su población son pueblos indígenas los cuales pertenecen al 20% de la población en pobreza extrema.[5] Sin embargo, son los pueblos indígenas los que una y otra vez le recuerdan al resto de los mexicanos, el potencial de riqueza biológica y cultural que mantiene el país para enfrentar las crisis coyunturales y que ahora, en la crisis de la modernidad, la tradición de los pueblos tiene mucho que aportar a la construcción de otro tipo de conocimiento basado en el respeto por todo lo creado, para garantizar la permanencia de la comunidad de vida sobre el planeta.[6]
La herencia colonial en México puede palparse todavía en el tipo de relaciones que perduran hasta nuestros días. El paternalismo, el asistencialismo hacia los pueblos, entre otros avatares del colonialismo, generaron una relación proteccionista que produjo un colonialismo interno expresado en un servilismo y sumisión de los pueblos indígenas aunque también de los sectores sociales más pobres del país. En los años del nacionalismo de Estado,[7] el discurso gubernamental creó un indigenismo que pretendía rescatar ciertos elementos culturales de los pueblos originarios pero con la intención de tenerlos bajo el control de las políticas públicas que favorecieron el dominio de un sólo partido político. En el actual cambio de gobierno,[8] con un respaldo popular no visto antes, se avizora un neo indigenismo que parece distanciarse de la práctica política del control centralizado de los pueblos, sin embargo, la moneda está echada al aire sobre cómo fortalecerá la autonomía de los pueblos frente a los megaproyectos que favorecen a los grandes capitales (ávidos de ganar licitaciones para invertir en minería, turismo, energía, etc.). Existe también un cierto discurso de la interculturalidad que es usado por sectores posmodernos o neoconservadores que manipulan a conveniencia la herencia cultural de los pueblos indígenas pero que, en todo caso, se exalta la folclorización de los pueblos, los cuales no tienen otra vía para el reconocimiento sino el hecho de ser una mercancía más del mercado neoliberal dominante o una moda que fortalece lo alternativo sin talante político transformador. Una interculturalidad que no sea un diálogo crítico y simétrico no pasa de ser un discurso de moda.
Lo anterior pretende indicar que el aporte de los pueblos es oportuno, no sólo para la reivindicación de sus demandas históricas, sino que la propuesta de vida de los pueblos originarios es un aporte necesario y urgente para enfrentar la colonialidad del poder que ha perdurado entre los sectores que se arrogan el control político o económico, pero sobre todo en los sectores académicos para mantener el control ideológico, incluso en el ámbito teológico. Remontar el eurocentrismo es una tarea posible rescatando el pensamiento de los pueblos, vigente en sus formas de vida, su cosmovisión, sus ritos y tradiciones. Es preciso remontar lo occidental, ir más allá que la modernidad occidental, superando las dicotomías: religioso-secular, teoría-praxis, sujeto-objeto, etc.; el pensamiento indígena nos puede indicar un camino para integrar la diversidad de aspectos del conocimiento para la comprensión de la comunidad de vida y su respeto a la Madre Tierra.
2. Interpelación ética de los pueblos originarios
La emergencia de los pueblos originarios no es apenas la necesidad de volver hacia ellos para hacer justicia a sus demandas históricas que, hasta el momento, no han sido atendidas. La injusticia estructural contra los pueblos originarios es la más clara evidencia de lo caducas que resultan las propuestas de la modernidad y su proyecto civilizatorio. La interpelación ética de los pueblos originarios es el Locus enuntiationis,[9] es el lugar desde el que se denuncia la exclusión del sistema, pero más que como un reclamo para su integración en el proceso de la modernidad-colonialidad, es un lugar para exigir su lugar en la historia y para ir más allá del sistema vigente.
La exclusión, sacarlos fuera y subsumirlos, fue el mecanismo por el cual la modernidad, además de ignorar a los pueblos y sus culturas, usó muchos de sus conocimientos para luego colocarlos como descubrimientos de la modernidad. Pero esa interpelación ética denuncia la explotación de sus territorios y la humillación de los pueblos porque son evidencias que el sistema vigente ya no los puede ocultar, ni siquiera maquillar. La exigencia de justicia de los pueblos originarios, en el caso de México, son la llamada a la conciencia profunda de todo el pueblo en general para desenmascarar la negación de las raíces de su identidad, de modo que se asuma con plenitud y sin excusas la vigencia de su raíz encubierta por el falso barniz de la superioridad moderna-colonial.
La interpelación ética de los pueblos originarios aparece en el escenario político y social actual como: la afirmación de la identidad cultural propia, una vuelta a sus fuentes ético-míticas; el establecimiento de un diálogo crítico con otros pueblos y otros sectores excluidos del pueblo; su resistencia en el devenir histórico es el tiempo hermenéutico en el que ellos han sabido reinterpretarse; el diálogo crítico con la modernidad-colonial que recupere críticamente lo que le ha sido sustraído, especialmente en el ámbito de los conocimientos ancestrales, pero para disponer y acceder a las posibilidades que el contexto actual ofrece; y, finalmente, la construcción de alternativas junto con otros pueblos y con todos los excluidos para crear condiciones de vida que vayan más allá de la modernidad, no es superar a la modernidad, sino una transmodernidad que establezca la reciprocidad solidaria entre los pueblos para defender a la comunidad de vida en equilibrio con todas las formas de vida en el planeta.[10]
3. Ética indígena como discurso crítico para un horizonte pedagógico
La interpelación ética como locus enuntiationis, el lugar desde fuera de la modernidad-colonialidad, es el lugar desde donde surge otro modo de comprender el mundo. Otra forma de conocimiento para la vida, para respetar la vida y para no reproducir la destrucción de la Madre Tierra, implantado por la colonialidad epistémica de la modernidad.
La ética es la filosofía primera, la teología primera,[11] es así porque desde la interperlación del otro invita a ir más allá de un pensamiento hegemónico y encontrar otras maneras de comprender el mundo donde habitamos para garantizar la sostenibilidad de la comunidad de vida. El pensar de los pueblos originarios como un pensamiento fuera del sistema vigente se constituye como pensamiento crítico a partir de principios ético-políticos,[12] es decir normativos, que orientan el ir más allá de la modernidad para compartir un modo de habitar respetuoso de toda la comunidad de vida. Los principios ético-políticos del pensamiento indígena son: Tierra, Pueblo, Servicio–Mandar obedeciendo, Tequio, Fiesta.[13]
La Tierra nos convoca a ser comunidad de vida, nos comuna dice el pensador Ayuuk Floriberto Díaz. El mensaje simbólico que transmite la Tierra como ser vivo, es el que la comunidad de vida somos todos los seres vivos, pues de alguna manera compartimos la responsabilidad de mantener el equilibrio de la vida. Las razones que fundamentan este sentido de responsabilidad está retomado en los mitos sobre la madre tierra.
El mito es argumentación simbólica, es un discurso racional basado en símbolos. La modernidad y su discurso racional científico pretendió eliminar el lenguaje simbólico, dando por hecho la superación del mito por medio de la razón.[14] Sin embargo, si se quiere comprender la argumentación ética del pensamiento indígena es necesario recurrir al mito pues constituye una importante reserva de argumentos. El mito del jaguar representa a la mujer que hace parir a todo lo que existe, es la imagen de la Madre tierra; el mito de la Ceiba (en zapoteco: Yagapiogoxila, en náhuatl: Pochotl) refiere al árbol sagrado que abrió su tronco como un útero y de ahí surgió el hombre y la mujer al mismo tiempo, es el árbol del origen del mundo y la imagen de la madre de todos los dioses. El relato de los mitos se desarrolla en lugares sagrados. La montaña y cuevas donde habita el jaguar o el río donde toma agua, el llano donde está plantada la Ceiba. Los lugares sagrados son el referente simbólico de la Madre tierra, las montañas atraen la lluvia, el rayo o las nubes, en las montañas se encuentran las cuevas donde habita el rayo, el refugio del jaguar. Son las cuevas en la montaña sagrada donde habita la madre de todos los dioses (zapoteco: Gobicha, náhuatl: Coatlicue, maya: Ixchel).[15]
La Tierra como principio ético-político, señala que la Tierra como madre nos alimenta y nos invita a hacernos corresponsables de los bienes de la tierra. Hay que trabajarla, tratarla con cariño. El primer bocado de alimento o el primer sorbo de mezcal hay que dárselo a ella. El equilibrio entre todos los seres de la creación será la responsabilidad que del ser humano, quien procura su cuidado; de hecho, la propia madre naturaleza tiene ciclos que procuran ése equilibrio, es la Madre Tierra que nos cuida y protege. En reciprocidad debemos ser consecuentes, es decir normativamente estamos invitados a garantizar la comunidad de vida.
El sentido de ser Pueblo es una consecuencia de habitar en comunidad. Se está en armonía con la comunidad de vida, por lo tanto, esa armonía se expresa en la formación de la Asamblea como el espacio político para alcanzar consensos.[16] En la Asamblea del Pueblo se expresa el deseo de la comunidad: cómo se ha de vivir en paz en la comunidad, cómo hacer la vida buena para toda la comunidad, cómo distribuir las responsabilidades en comunidad (sistema de cargos y servicios).
Cada miembro de la Asamblea “dice su palabra”, habla lo que le va a beneficiar a todos y no sólo a sus intereses. “Decir su palabra” es hablar por la familia que representa y lo que él sostiene como conveniente para la comunidad. El consenso, es la suma del “decir su palabra” de cada uno en Asamblea, lo conveniente se va fortaleciendo con la palabra de todos. Una decisión se alcanza por consenso y eso se constituye en el poder de la comunidad.
El servicio es lo más característico de la práctica política entre los pueblos originarios. Por eso, el servicio como un mandar obedeciendo será el principio ético-político más genuino de la crítica al modelo de la democracia moderna.[17]Un consenso alcanzado en la Asamblea, obliga a todos a cumplirlo, es la normatividad comunitaria. Los cargos y servicios distribuyen la responsabilidad entre todos, de modo que quien está en un cargo de autoridad, manda obedeciendo lo que determina la Asamblea. La voluntad de poder de la comunidad se expresa como vida buena para todos. La voluntad de vida se expresa como gratuidad del servicio en comunidad. Todo aquel que tenga un cargo o servicio, puede o no recibir un sueldo por ello, pues el desempeño de su servicio es gesto de agradecimiento a la comunidad.
El trabajo colectivo o tequio es el servicio por el que la comunidad garantiza que los bienes y servicios comunes reciban mantenimiento. Sin embargo, más que un servicio de mantenimiento, el tequio es una forma de seguir el ejemplo de la Madre Tierra. Así como ella trabaja para crear la vida, así la comunidad como hijos e hijas de la Tierra ayudan con trabajo a mantener y continuar la creación. Por ello, el trabajo humano es re-creación, es hacer el espacio habitable, cuidar el territorio donde habitados y retribuir a la Tierra el don que nos da generosamente.
La fiesta es fundamental para la comunidad. Al iniciar el trabajo en la Tierra, se entabla un diálogo con la Madre, se le pide permiso. Se bendice la semilla que se va a depositar en la tierra. Se le pide permiso a los árboles para cortarlos cuando se necesita leña o madera para construir una casa. Se bendice los elementos de la vida y los cuatro puntos cardinales cuando se empieza alguna actividad. Éstas y muchas otras expresiones de la sacralidad de la vida del cosmos y de las personas en comunidad.
Cada momento ritual y celebrativo se vive como guelaguetza, ofrenda, intercambio gratuito de dones, por medio de los cuales las personas fortalecen los lazos de vida en comunidad. La celebración está presidida por guelaguetza, palabra zapoteca que significa el intercambio de dones, y por las bendiciones mutuas que expresan el buen deseo y agradecimiento de ser comunidad. Este lazo de convivialidad entre las personas y como símbolo de su vinculación con la Madre Tierra tiene un sentido de responsabilidad política por la vida, el agradecer es garantía de respetar lo que nos da vida y salvaguardarlo para las futuras generaciones.
La ética indígena basada en los principios ético-políticos: tierra, pueblo, servcio-mandar obedeciendo, tequio-trabajo colectivo, fiesta ofrece una base para la construcción del pensamiento crítico para ir más allá de la modernidad-colonialidad. Una ética así invita a articular el pensamiento crítico en sus aspectos material-formal-factibilidad. Cada uno de los principios ético-políticos se desglosa en el nivel material, formal y de factibilidad, lo que podría hacerse para ámbitos diferentes de la vida de los pueblos: economía, política, educación, teología, núcleos comunitarios (familia, comités de servicio, organizaciones comunitarias, por ejemplo), pero su desglose sólo sería de una manera sistemática de exponer cada elemento, pues en el pensamiento y en la vida de los pueblos ningún elemento se separa de los demás, la visión integral de la vida y de los problemas cotidianos es una característica fundamental. Lo anterior se entiende mejor al plantear el horizonte pedagógico que se abre a partir de ésta propuesta ética.
En la teología india estos principios son llamados “Horcones de los pueblos”: territorio, autonomía, servicio, trabajo colectivo y fiesta, han servido de guía para animar el trabajo pastoral de muchos pueblos y para evaluar periódicamente qué avances organizativos y qué nivel de profundización se ha logrado con las comunidades, esto se recopila por los agentes de pastoral para sistematizar las experiencias que nutren la teología india. El término “horcones de los pueblos” surgió en los encuentros del Enlace de Agentes de Pastoral Indígena entre 2009 y 2011 en México. Para el ámbito sociopolítico, especialmente entre organizaciones sociales, se habla de estos aspectos centrales como “La Flor comunal” que comprende: Milpa, Territorio, Trabajo, Poder político y Fiesta.[18]
4. El diseño del Centro de Artes y Oficios para los pueblos originarios de México
El proyecto del Centro de Artes y Oficios para los pueblos originarios se ubica en la Sierra Sur de Oaxaca, en el Municipio de Zenzontepec, distrito de Sola de Vega Oaxaca. El municipio de Zenzontepec es parte del pueblo Chatino que abarca los municipios de: Lachao, Quiahije, Panixtlahuaca, Juquila, Temaxcaltepec, Nopala, Tataltepec y Yaitepec.
Cabe mencionar que el pueblo Chatino es uno de los pueblos marginados de Oaxaca. Su población enfrenta los retos de la globalización neoliberal: migración, aculturación, esclavitud laboral moderna, subempleo, descampesinización, narcotráfico, etc. Sin embargo, por ser una zona marginada muestran gran arraigo a su cultura, al punto que en las comunidades se mantiene cerca de un 80% de hablantes del chatino.[19] El proceso eclesial representa una fuerza aunque han padecido un colonialismo misionero que ha impedido el desarrollo pleno de una pastoral inculturada, más encarnada en la cultura. Actualmente se hacen esfuerzos para corregir estos extravíos y así poder recuperar la teología del pueblo Chatino.
Como el resto de los pueblos originarios, el pueblo Chatino mantiene vivo el corazón de su cultura, gracias a su capacidad de resistencia y creatividad frente a los embates del colonialismo. El núcleo ético-mítico de la cultura chatina, al igual que los pueblos mesoamericanos, se expresa en la integralidad dual del cosmos en “Nuestro Santo Padre Sol” (Ho’o Kwicha o Jo’o Kucha) y la “Santa Madre Tierra” o “Santa Abuela” (Ma’ Kusú).[20] La cosmovisión del pueblo Chatino es un fundamento invaluable para plantear procesos pedagógicos de manera relacional, dialógica, que tiene como base la comunidad, espacio educativo cotidiano que reproduce este conocimiento por medio de sus ritos, fiestas y el desempeño de servicios y cargos.
La propuesta pedagógica del Centro de Artes y Oficios, está proyectada en el diseño curricular de las materias de formación humana se propone atender a la triple necesidad de responder a la realidad sociocultural de la realidad oaxaqueña, especialmente en el territorio del pueblo chatino, mantener su enfoque desde la inspiración cristiana-franciscana[21] y adecuar sus metas a las exigencias profesionales que el ámbito académico le exige.
Para responder a ese cometido, la formación pretende desarrollar sus contenidos en tres grandes rubros: Primera fase: sensibilización, investigación y análisis, Segunda fase: reflexión, adquisición de herramientas hermenéuticas, Tercera fase: diseño de proyectos, metodologías de sistematización y habilidades para la transformación de la realidad.
En la primera fase ofrecer materias que formen al alumnado en el diagnóstico comunitario, el análisis coyuntural, las dinámicas comunitarias y la documentación de experiencias que traen los y las jóvenes desde su comunidad de origen, así como ubicar dichas experiencias en la historia mundial de las ideas.
En una segunda fase se cursarían materias para adquirir herramientas para el discernimiento y formar el pensamiento crítico como: introducción a filosofía y teología, hermenéutica, epistemología, cristología, eclesiología, compromiso cristiano y ética, en clave del pensamiento indígena, pero para caminar hacia la descolonización epistemológica y para crear pensamiento propio.
En la tercera fase las materias proporcionarían herramientas para el diseño de proyectos de incidencia en nuestra realidad, así como para la adquisición de habilidades en la negociación política y cultural, así como para la transformación positiva de conflictos, el establecimiento de una cultura de paz y de respeto a los derechos humanos.
Conclusión
La base de la pedagogía intercultural planteada está orientada a partir de la cosmovisión de los pueblos originarios, en este caso el pueblo Chatino; es decir, se trata de afirmar y desarrollar su sensibilidad chatina a través del arte, la cultura, los ritos, el deporte, el trabajo comunitario y el trabajo en el aula, de modo que la discusión de los contenidos formales de la educación apunten a una descolonización del pensamiento y que como comunidad educativa se puedan tener las herramientas para discernir los conocimientos útiles para transformar su realidad, a fin de incidir en la vida comunitaria y de las relaciones igualitarias con otros pueblos de nuestra región, del país y del mundo.
Notas
[1] LS No. 102-136. En este capítulo el Papa Francisco analiza la crisis ambiental en su conjunto. Como es propio de su ministerio, ha denunciado con claridad al Capitalismo como el origen del modelo civilizatorio de la modernidad.
[2] LS No. 107. Este número y los subsiguientes indican cómo la búsqueda de alternativas tienen que ir al corazón, al núcleo del tipo de conocimiento que se ha ubicado como la única vía científica de conocer la realidad, que en realidad ha sido dominar y someter a la naturaleza con el fin de generar concentración de ganancias. Se trata de una denuncia clara a la epistemología moderna-capitalista-colonial.
[3] La conquista y colonización de Amerindia dejó gravada en el imaginario de los pueblos el horror del genocidio de los indígenas, los malos tratos, la esclavitud de los africanos de los siglos XV-XVIII, no son un simple episodio de la historia del imperialismo en la humanidad. “[…] lo que surge con el llamado descubrimiento de las Américas es nada menos que una nueva forma de ser y de poder en el mundo.” Maldonado-Torres, Nelson, “El pensamiento filosófico del ‘Giro descolonizador’,” en: Dussel, Enrique,-Mendieta, Eduardo,-Bohórquez, Carmen, (editores), (2009) El pensamiento filosófico latinoamericano, del Caribe y ‘latino’ [1300-2000]. Historia, Corrientes, Temas, Filósofos, CREFAL-Siglo XXI, México, p. 683.
[4] El tema de la colonialidad del poder ha sido desarrollado por el Antropólogo peruano Aníbal Quijano. Véase Quijano, Anibal, (2008) Coloniality of Power, Eurocentrism and Latin America”, en Moraña, Mabel,-Dussel, Enrique,-Jáuregui, Carlos, (editors), Coloniality at Large. Latin America and the Poscolonial Debate, Duke University Press, Durham & London, pp. 181-224.
[5] Datos estadísticos tomados del Instituto para los Pueblos Indígenas: https://bit.ly/2tJF2dh consultado 16.10.2018
[6] El pasado 10 de diciembre se dio a conocer el veredicto del “Juicio popular y comunitario contra el Estado y las Empresas Mineras en Oaxaca”, el cual se llevó a cabo el 12 y 13 de octubre de 2018. Se presentaron más de 20 casos de violación a los derechos de los pueblos originarios, pero la mayoría coincidieron que las mineras y empresas pretenden expropiarse de los territorios de los pueblos. Más información en: https://bit.ly/2SZ9copconsultado 12.12.2018
[7] Hernández Díaz, Jorge, (1992) Los chatinos. Etnicidad y organización social, IISUABJO, Oaxaca, México, pp. 17-18.
[8] A partir del 1º de diciembre de 2018 es Presidente de México Andrés Manuel López Obrador, un hombre de larga lucha por la democracia en México, procedente la izquierda. Al frente del Instituto para los Pueblos Indígenas fue nombrado al Lic. Adelfo Regino Montes, integrante del pueblo Ayuuk originario de Tlahuitoltepec, Mixes. Fue asesor del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en la mesa de Diálogo para la Paz, en la cual sólo se alcanzó firmar el primer Acuerdo Sobre Derechos y Cultura Indígena en febrero de 1996, conocido como Acuerdos de San Andrés.
[9] Moraña, M et al., (2008) “Colonialism and its replicants”, en: Jáuregui, Carlos,-Dussel, Enrique,-Moraña, Mabel (editors), Coloniality at Large, Op. Cit., p. 13.
[10] Para una profundización en estos aspectos: Castillo Morga, Alejandro, (2016) Sabiduría indígena y Ética Social Cristiana. Los Acuerdos de San Andrés como un ejemplo de contribución ética de los pueblos indígenas en la construcción de la justicia y la paz, Edición independiente CONAI-CEB y otros, Oaxaca-México, especialmente pp. 61-76.
[11] Véase Dussel Enrique, (1977) Filosofía de la Liberación, Edicol, México; Dussel E., “Ética teológica”, en:Tamayo, J. J., (2005) Nuevo Diccionario de teología, Trotta, Madrid, pp. 329-342. Una síntesis de la propuesta de la liberación afirma: “[…] no es una ética ontológica (descriptiva de un horizonte de sentido) que trate de tal o cual moral en concreto, sino, en principio, una ética metafísica o más allá de la fysismoderna, y más recientemente una ética transontológica, que cuestiona justamente el fundamento ontológico de la filosofía moderna, pero desde más allá de modernidad euro-heleno-céntrica.” Bautista, Juan José, (2015) ¿Qué significa pensar desde América Latina? Akal, Madrid, p. 23.
[12] Cfr. Dussel, Enrique, (2015) 14 Tesis de Ética. Hacia la esencia del pensamiento crítico, Trotta, Madrid, pp. 215. Los principios ético-políticos son el fundamento del pensamiento crítico, no para reglamentar el comportamiento, se trata de ofrecer una guía y orientar el discernimiento en la comunidad. El desarrollo en extenso de estos aspectos, véase Castillo Morga, Alejandro., (2016) Sabiduría Indígena… Op. Cit., pp. 350-352.
[13] Estos principios ético-políticos serían la expresión histórica del núcleo ético-mítico de los pueblos mesoamericanos. “La raíz cultural amerindia que comparte rasgos variados en un núcleo ético mítico que se expresa a través de Flor y Canto. El mito fundamental de los cinco soles o las cinco eras del cosmos es el referente de la necesidad de mantener el equilibrio del cosmos, cada rumbo del universo indicado por un sol (tierra, agua, viento, fuego y el sol actual es el de los seres humanos), los rumbos del tiempo son los pétalos de la flor y en el centro está el corazón es el tiempo de los seres humanos como resultado del equilibrio de los elementos de la creación del cosmos.” Castillo Morga, Alejandro, (2018a) “El estudio de las humanidades desde el paradigma epistemológico heredado por Medellín”, en imprenta.
[14] Aunque en la misma tradición occidental, la filosofía continuó recurriendo a los mitos para explicar ciertas teorías; las metáforas son indispensables para comprender el lenguaje poético y teológico. Cfr. Ricouer Paul, (2004) Finitud y culpabilidad, Trotta, Madrid, especialmente pp. 314-319.
[15] “Entre los zapotecos, el culto solar fue el más importante. Lo llamaban Gobicha, […] Gobeeche es maestro, el que dirige cualquier obra. Por eso el sol sería el supremo hacedor.” Marroquín, Enrique, La cruz mesiánica. Una aproximación al sincretismo católico indígena, Palabra ediciones, México, p. 56.
[16] Véase Hernández Robles, Sofía-Cardoso Jiménez, Rafael (compiladores),(2007) Floriberto Díaz, Escrito. Comunalidad, energía viva del pensamiento mixe, UNAM, México, p. 43.
[17] El mandar obedeciendo es una de las categorías más importantes que el movimiento indígena zapatista dio a conocer desde 1994, año en que aparecieron en el espectro político internacional. Véase Serapaz (2002), Archivo digital de la CONAI, SERAPAZ, México.
[18] Encuentros del Enlace de Agentes de Pastoral Indígena, véase: https://bit.ly/2Ly9Fvi, consultado 10.12.2018; Véase Rendón Monzón, Juan José, (2011), La flor comunal. Explicaciones para interpretar su contenido y comprender la importancia de la vida comunal de los pueblos indios, CNEII-CMPIO-CEEESCI-CSEIIO, México, p. 27.
[19] Véase https://bit.ly/2V1vhEw consultado 16.10.2018.
[20] Véase https://bit.ly/2RcorwP consultado 10.12.2018.
[21] El proyecto educativo franciscano ver: https://bit.ly/2Ls0Rqw consultado 30.11.2018
Author
Alejandro Castillo Morga Originario de Oaxaca, México. Doctor en Teología por la Universidad “Johannes Gutenberg”, Mainz, Alemania; Maestro en Derechos Humanos por la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México; Licenciado en Filosofía por la Universidad de Atemajac, Jalisco. Colabora en el Centro de Artes y Oficios para los pueblos originarios de México. Asesor diocesano de las Comunidades Eclesiales de Base, Arquidiócesis de Oaxaca, México. Profesor de ética, filosofía y análisis social en diferentes universidades. Profesor de tequio académico en el Instituto Superior Intercultural Ayuuk en las materias: Derechos Indígenas y la Educación, Derechos Indígenas y Derecho Constitucional. Ha colaborado en diferentes organizaciones para la defensa y promoción de los Derechos Humanos y Derechos de los Pueblos Indígenas.
Address: Monterrey 208, Fraccionamiento Elsa, Santa Rosa Panzacola, Oaxaca, Oax., C. P. 68010, México.